La puertas al no tiempo no espacio y las tinieblas se visten de blanco
En las primeras sagas de sus películas a Harry Potter[1], Frodo Bolson[2] y los hermanos Pevensie de Narnia, la vida les propone una misión que ellos no buscaron, no saben cómo cumplirla, luce desmesurada y se cumple fuera del tiempo y del espacio en compañía de nuevos amigos.
Curiosamente, los futuros héroes no saben nada de ellos pero todos los demás personajes lo conocen muy bien y “los estaban esperando”.
Durante el tiempo que enfrentan sus respectivas misiones, ninguno de los personajes envejece físicamente, sino que enfrentan y culminan con éxito un reto de crecimiento espiritual. Tampoco la misión tiene lugar en sus casas de habitación, sino en el mundo espiritual. De modo que la aventura transcurre dentro del “no tiempo, no espacio” delimitado por eventos precisos simbolizados: en el andén 9 ¾ de Harry Potter, al encontrar el anillo en la laguna paradisíaca, al atravesar el armario de Narnia o, como en ocurre en otros relatos, con el abrir de un libro que resulta ser mágico, cuyos dueños celebran que se los quiten sin permiso. En película modernas como Matrix o El Origen (Inception) el momento de entrada al plano espiritual en la caso de Matrix y al subconsciente en El Origen viene dado por el conector en la nuca o por la entrada en sueño.
Las puertas al no tiempo no espacio suelen ser destacadas por el director de la película con una onda expansiva circular que recorre toda la pantalla, una luz especial o un evidente cambio de escenario a otro de tipo fantástico. No obstante en otras películas la entrada al no tiempo, no espacio queda disimulada mientras el protagonista duerme, mientras dura su estado de coma o la narración de un cuento, mirando a través de un ventana en un día de lluvia, un hechizo (La bella y la bestia), etc.
Digo que “la vida les ha puesto una misión por delante” porque a primera vista da la impresión que las pruebas de la iniciación provinieran de un adulto, de un maestro, de sus asistentes o de una circunstancia de vida que revela la intensión de un ser superior, en definitiva, parece que se originara en una figura de autoridad espiritual. Parece, pero no es así, todo esos personajes y eventos sólo colaboran porque conocen el mundo espiritual, conocen “la causa” de los eventos en este plano material, que lo suelen apodar como “mundo de la ilusión”.
Esta figura de autoridad está representada por una persona o un grupo como el caso de Gandalf y los demás miembros de la comunidad del anillo o del profesor Dumbeldorf y el equipo docente de Howarts. En las sagas iniciales de cada una de estas películas (consideradas como un todo) se nos muestra que los adversarios a la iluminación se encuentran dentro de Howarts y dentro de los integrantes menos elevados de la comunidad del anillo. Sin embargo, no se nos da información sobre la posibilidad de hallar a las fuerzas opositoras dentro del corazón de Dumbeldorf, ni de Gandalf. Basta con la sorpresa que recibimos cuando vemos a Borodin o al tío de Frodo tratando de quitarle el anillo o descubriendo a Lord Voldemort dentro del equipo docente de Howarts.
La enseñanza más grande de Harry Potter, del Señor de los Anillos y Narnia es precisamente que debemos tomar conciencia y adquirir la certeza en que no encontraremos a las fuerzas de la oscuridad “en su puesto” y en traje tenebroso. La razón es muy sencilla: esa es la realidad. Si nosotros supiéramos quienes son los buenos y quienes los malos; qué acciones son las buenas y las inconvenientes, orientaríamos nuestras vida como quien se guía por un GPS: “a ciegas” y no se trata de eso. En Narnia, para terminar, la película muestra que los personajes blancos no son los luminosos y que la muerte de Aslan (El León) no es tal.
Oscar Andrés Aguilar Pardo
[1] Potter en español es alfarero. Alfarero es quien hace vasijas de barro. Harry es quien hace vasijas de barro. Para los cabalistas la Creación es una gran Vasija a ser llenada de Luz, y Harry va Howarts a reconcer su luz interior y a estudiar las manifestaciones de la oscuridad.
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